Siempre me acuedo,

De tu calido abrazo.

El chocolate tibio,

Y el pan dulce.

 

Acompanando nuestras manos,

Tendidas a la orrilla del mar.

Bajo el abrillantado refugio,

De la media noche.

Bajo su oscuro y helado manto.

 

La marea sigue nuestra inocencia,

Al triturrar nuestro silencio,

Entre las olas hambrientas y brutales.

 

Juntos invadinmos la vida de el otro.

Con nuestros colores,

Nuestras risas,

Nuestros llantos,

E incluso,

Nuestras precensias.

 

Ahora,

Que somos?

 

Quiza risas de sabor agridulce.

Quiza pequenas chispas,

De una patria debil.

Casi al punto de la extinccion.

O tal vez el numeroso confetti,

A medio caer,

Y su estancia eterna entre nuestro suelo.

 

Ahora,

Solo asi,

Eres parte de mi.

Y desafortunadamente,

Asi permaneceras.

Como mi recuerdo.

El cual algun dia,

Fue el mas preciado.

Que no podre volver a tener.